«El Biógrafo» fue enviado a la imprenta la semana pasada. Esa es la noticia que me dio la gente de Ediciones Colombre, de Sevilla. O sea que después de tanto trabajo, ya estamos en la recta final para ver a este libro convertido en realidad.

A diferencia de mi obra anterior, «Antemeridiano», «El Biógrafo» no es un libro de cuentos. Se trata de un único relato que escribí motivado por el diálogo con algunos de ustedes, los lectores. En varias oportunidades me han solicitado que escriba sobre sus vidas, o sobre la vida de algún familiar o conocido. Es un pedido recurrente. Al principio me sorprendían estas peticiones, luego empecé a tomarlas como algo natural y más aún: comencé a comprenderlas.

¿Por qué será que la gente quiere ver su historia escrita? Se me ocurre a mí que es un deseo natural que en algunos se manifiesta de esta forma. La cuestión es que somos mortales, y lo que están buscando en realidad es perdurar. Es una cuestión de supervivencia. Hay una sola forma de perdurar: ficticiamente. Por eso intentan salvar de alguna manera su historia o la de alguien querido para la posteridad. Tal vez ven en la literatura la posibilidad de hacerle una morisqueta a la muerte.

No comparto ese deseo, pero lo comprendo y me transmite la sensación de algo primigenio y natural. Entendida de esta forma, es muy noble la labor del biógrafo, en definitiva es alguien que salva historias. Ese fue el punto de partida para escribir este relato. Luego algunos elementos fantásticos se fueron colando entre los párrafos, hasta llegar a la historia de este biógrafo enigmático que intenta salvar todas las historias.