Vía Javier E.G. Andújar (@finalescerrados) • Fotos y vídeos de Instagram

Calesita, carrusel o tiovivo, el nombre puede variar dependiendo de la naturaleza del artilugio o la ubicación geográfica, pero el común denominador siempre es girar. No resulta fácil señalar un propósito ulterior o una razón de ser que tengan más allá de dicho acto de girar. Y también podríamos decir lo mismo del mundo.

Lo cierto es que en Buenos Aires se llaman calesitas y son una parte importante de la cultura porteña. Aquí dejo algunos datos interesantes sobre su historia en la ciudad:

🎠 La primera calesita argentina se instaló entre 1867 y 1870 en el antiguo barrio del Parque, que quedaba entre lo que hoy es el Teatro Colón y el Palacio de Tribunales.

🎠 Esta primera calesita fue fabricada por Cirilo Bourrel y Francisco Meric, y financiada por un español, De La Huerta.

🎠 La sortija es un instrumento metálico en una calabaza de madera. El calesitero la agita mientras los niños intentan agarrarla. Quien lo logra, obtiene una vuelta gratis. Fue introducida en los años 30 por calesiteros nómadas que se mudaban de sitio en sitio.

🎠 La calesita de Tito, situada en la Plaza Arenales de Villa Devoto, es la más antigua de la ciudad, con más de 80 años de historia.

🎠 Actualmente, hay 54 calesitas distribuidas en las 15 comunas de la ciudad, y se pueden visitar durante todo el año.

🎠 La única calesita de Buenos Aires que funciona dentro de una casa está ubicada en Liniers, justo en el límite con Villa Luro. La calesita que Don Luis montó en su patio, en la esquina de Ramón Falcón y Miralla.

Las calesitas han estado presentes en la ciudad desde hace más de 150 años. A pesar de los cambios y las nuevas tecnologías al servicio del entretenimiento, siguen siendo una atracción popular para niños y familias.